En los últimos días leí declaraciones de Nico Rosberg comparando
a su actual compañero Lewis Hamilton con el káiser. Asegurando que a Schumi le
gustaban tanto las batallas psicológicas como al moreno.
“Durante nuestro tiempo juntos Michael no
estuvo definitivamente tan lejos, como muestran las estadísticas. De todos
modos, estábamos en una situación completamente diferente con respecto a ahora.
En ese momento estábamos a mitad de parrilla, mientras que ahora tenemos el
mejor coche así que no es comparable. Ahora
es más intenso. Hay más en juego cuando luchas por el Campeonato. Cuando
competía con Michael por la octava plaza, era ligeramente diferente, menos
intenso”.
“Pero ser compañero de Michael fue
interesante para mí. Comprobé la razón por la que es heptacampeón. Fue brillante e hizo un buen
trabajo. Estoy contento de haberle
vencido en esos tres años. Nunca le he restado importancia a la batalla
psicológica con Lewis. También era un problema con Michael. Le gustaba hacer
eso”.
A lo que yo me pregunto y les pregunto a ustedes. ¿Recuerdan
a Michael Schumacher hablar mal de sus compañeros, gozarlos, defenestrarlos,
criticarlos, relajarlos? Yo no digo que era un amor de compañero, no era
Ghandi, tampoco Malcom X. Reconozco que era bastante egoísta con su telemetría,
cuidaba mucho sus formas, cerraba un espectro entre sus ingenieros, y marcaba
rápidamente los limites, la raya de división dentro del equipo. Pero ¿batallas
psicológicas? Tal vez yo estoy confundido y lo que hacía el heptacampeón
también está incluido en una batalla psicológica. Pero… no veo lógica tal
comparación. De todas maneras, es una opinión muy personal y pueden estar de
acuerdo o no, sin necesidad de criticar o faltar el respeto.
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