18 de julio de 2015

Se fue Jules... y no hay título para el dolor.


Cuesta mucho encabezar esta noticia con un párrafo, o ponerle un título. Hay tanto por donde comenzar, se me cruzan tantas imágenes en la cabeza, tantas cabezas a las que apuntar. Aunque permanecía inerte, dormido, uno esperaba otro final, porque jamás quiere dar esta noticia, o escribir en relación a la partida de alguien, más cuando ese alguien pertenece al deporte que tanto amo, por el que vivo y respiro.

Ahí está Jules, me lo imagino en este momento dentro de la oficina del Commendatore, a punto de firmar el contrato más importante de su vida, por el que forjó su camino desde chiquito, como lo hacen millones de pibes todos los años y a lo largo del camino sólo llegan 20 o 22.

El 17 se queda con el 17 y ruego a la FIA y a su facho presidente Jean Todt, irónicamente tan francés como Jules, que al menos le reconozca su lugar. Ya que le reconoció culpabilidad en su accidente y se lavó las manos vergonzosamente, Que nunca más sea entregado ese dorsal a nadie.

Acabo de leer por ahí que la Federación lanzó un comunicado por su partida, calificándolo como uno de los mejores de su generación. Y si fue uno de los mejores, ¿Por qué subestimaron sus aptitudes al momento de su trágico accidente y concluyeron la investigación? Lo único que falta ahora es que… con su mejor cara de piedra, el mini presidente de la FIA vaya a despedirlo.

No tengo mucho más que escribir, hoy es un día que cuesta mucho escribir, y no creo que haya mucho más para agregar. Después de 21 años la grilla del deporte que más amo en la vida, pierde justamente eso… una vida… y espero que la FIA se dé cuenta de que no es poco.

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