9 de diciembre de 2010

Es argentino, tiene diez años y lo quiere Ferrari


Se llama Kevin Filippo, es piloto de karting y la Scudería preguntó por él después de observarlo en un video durante ocho horas.

Kevin nació el 4 de abril de 2000, y cuando empezó a caminar lo primero que hizo no fue patear una pelota, sino acelerar. Lejos de las redes, Filippito creció en el living de su casa, en Belgrano, jugando con autitos de colección y mirando carreras de F1. Pero claro, no mencione un detalle, en el núcleo de su familia no se predicaba el automovilismo. De manera que uno se pregunta, de donde salió tanta pasión.

“Mi ídolo es Felipe Massa. Me gustan los coches sin techo, y para mí Felipe es el mejor”, contaba el chico en la redacción del diario Olé. Acaso los grandes descubridores de este pequeño gran hombre que despertó el interés de Lucas Baldiserri, uno de los importantes directores que tiene la Scudería Ferrari.

Sucedió que a mediados de 2009, Kevin ingresó a la categoría Promocional del Pro Kart donde corren chicos de 7 a 10 años, con motores de 60cc. Entonces Kevin compitió en seis carreras, terminando en el 8º lugar del torneo y con un 5º puesto como mejor resultado.

Con esta primera experiencia y motivado por el premio que puso la fábrica de los propulsores IAME para este año: un viaje a Europa para competir en una fecha del Campeonato Mundial de Karting (WSK) a quien sumara más puntos en el Torneo Apertura. Kevin se lo llevó.

Pasaporte en mano, en los primeros días de septiembre, los Filippo viajaron a Italia, sede de la segunda fecha del WSK en Val Vibrata. Allí los esperaba el pope del equipo oficial CRG, Alberto Sciullo, quien cuando vio la fisonomía de Kevin se agarraba la cabeza… pues corrían chicos de entre 12 y 15 años.

Pero Filippo se adaptó rápido. Utilizó la primera jornada en el kartódromo para acostumbrarse al kart, al equipo y a la telemetría. De cuatro tandas de entrenamientos sólo participó de la última, donde quedó a 600 milésimas del más rápido. Nada mal para el primer contacto con el resto. “La pista estaba muy engomada y el karting era como que se pegaba al piso. Me costaba llevarlo”, comentaba Kevin de manera tan madura y con apenas 10 años.

Cuando comenzó la actividad oficial de clasificación, para la final del domingo con 34 pilotos, Felippo se ubicó 44º de 70 participantes. El sábado, en las carreras clasificatorias, llegó 24º y 16º. En la tercera, decisiva para entrar a la final, comenzó a llover, a diluviar y entonces apareció el argentinito… Del 21º puesto fue trepando hasta el 7º. Lo traicionó la confianza y se tocó con el 6º, cruzó la bandera a cuadros 13° con mucha rabia pegándole al volante.

Los Filippo volvieron y todo pareció haber quedado en una aventura europea sin final feliz. Pero diez días después, sonó el teléfono en casa y del otro lado una voz femenina en italiano pidió por Jorge, el papá. Cuando atendió, le dijeron que llamaban desde Maranello, desde la mismísima sede de Ferrari, la escudería más importante del mundo. Esa donde el último campeón del mundo quiere correr en un futuro no muy lejano.

Descreído, y pensando que era una broma, cortó. Pero a los dos minutos, la misma señorita insistió y en representación de Luca Baldisserri, quería comunicarlo con el director de la Academia de pilotos Ferrari.

Descolocado, don Filippo le requirió un número de teléfono para llamar y ratificar que no era un chasco. Llamó y el contestador de la Scuderia le daba opciones para comunicarse con los diferentes sectores de la famosa fábrica de Maranello. “Se me heló la piel”, recordó Filippo padre. Una vez en el tubo, Baldisserri le explicó que habían visto a Kevin en el Mundial y querían que fuera parte de la Academia.

“Me dijo que ellos tenían ocho horas de videos de Kevin. Que al principio, cuando corría en piso seco, se mataban de risa por cómo iba el más chiquito de todos. Pero cuando empezó a llover, dice que no se rieron más y lo analizaron seriamente, porque cuando los demás comenzaron a mermar el ritmo, Kevin aceleró y hacía el radio de giro distinto. Eso, más la bronca cuando le pegaba al volante, los decidió para reclutarlo. Me dijeron que tiene sentimiento por lo que hace”, contó Jorge. Ahora al que se le hiela la piel es a mí. Estoy lagrimeando.

Resulta que ahora los Filippo tienen que volver a Italia. Pero ya no para otra fecha de Kart, sino a Fiorano, destino que alguna vez tuvieron Froilán González, Juan Manuel Fangio y el ‘lole’ Carlos Alberto Reutemann.

Kevin tendrá tres días de evaluaciones físicas, médicas, psicológicas, en simuladores y en karting, obvio. Si supera los requisitos (ya pasó uno similar que le hicieron en Buenos Aires con 92 puntos sobre 100), el chiquito que le pegó al volante por haberse ido afuera en la condición que se sentía más cómodo, formará parte de un grupo selecto de jóvenes talentos. Y deberá ir, tres días por mes, durante medio año, para seguir en el proyecto.

Sólo tres argentinos se pusieron un buzo de Ferrari y se metieron en el riñón de la Scudería. Y el chiquito que jugaba con los autitos de Ferrari en el living de su casa y que tiene como héroe a Felipe Massa, ya saco pasaje para convertirse algún día en el cuarto.

Mis agradecimientos al diario Olé

4 comentarios:

Primo de Anónimo dijo...

Estimado Mauro,
¿Será un nuevo Villeneuve? Gilles por favor, no el otro. Porque necesitamos ese tipo de pilotos, todo corazón y traza diferente a todas.
Saludos

Unknown dijo...

Pues sería hermoso, de pensarlo o imaginarlo se me eriza la piel. Te imaginas? Un argentino que no dependerá de este país mediocre y sus invisibles auspicios!!!

Te das cuenta, que lo bueno nuestro siempre lo aprecian desde afuera y no de adentro.

pulguitaatodogas dijo...

Me has dejado colgado de esta historia: el sueño hecho realidad, la gloria al alcance de mano... precioso relato.

Unknown dijo...

Pulguita pues creo que hemos quedado colgados todos. Es increíble esta historia, maravillosa