27 de agosto de 2008

Por culpa de otra biela

Luego de una exhaustiva investigación realizada sobre el impulsor de Kimi Raikkonen, se llegó a la conclusión que el fines quedó a pie por culpa de otra biela.
“Cuando un motor se rompe, siento como si muriera uno de mis hijos” solía decir don Enzo Ferrari. Pues bien, menos mal que el legendario comendatore ya no está, porque muchos se habrían quedado sin laboro. Dos roturas consecutivas, las dos por un biela.
A seis carreras del final, la fiabilidad es el punto que más preocupa en Ferrari. Ayer por la mañana los técnicos que estaban en la pista de Valencia se reunieron con sus compañeros en Maranello para hacer el tradicional consejo después de cada Gran Premio, durante el cual se revisan los aspectos más destacados de la carrera del fin de semana y se deciden los puntos a mejorar en el futuro más inmediato. Pero ha dejado de ser tradicional y se ha convertido en un consejo de urgencia. Porque se están realizando más controles de calidad, a fondo, y las bielas se siguen rompiendo. Porque sienten que el alma de Stepney está escondida en algún lado y no la encuentran.
Se dice que los técnicos contaban con el potencial riesgo de que el motor de Raikkonen se rompiera, puesto que la unidad afrontaba su segunda carrera, y había arrancado el ciclo al mismo tiempo que el de Massa, ese que se hizo humo hace tres semanas.

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